Por Daniel Pérez Olmedo
De pronto,
La noche se deja asomar
con su místico velo de oscuridad y astros
Otra vida despierta
Se desprenden dulces y frescos aromas
de hermosas plantas noctámbulas
En el suelo
se escuchan los pasos de animales
que descansados despiertan a una noche joven
el viento deja deslizar criaturas
que dominan los cielos estrellados.
Aves, insectos y mamíferos
habitan el transito nocturno
Tal belleza de seres desconocidos
para la débil visión humana
le despiertan,
aveces curiosidad
y muchas veces miedo
Estamos enfrentando un gran reto como comunidad planetaria; una nueva enfermedad azotó nuestras vidas, nuestras cosmovisiones y nuestro sistema social-económico. Algunos están experimentando el cautiverio en su máxima expresión, otros se arriesgan día a día exponiéndose a ser contagiados. También hay quienes sirven a los enfermos de manera heroica y altruista, y varios que fingen demencia para salir a hacer su “vida normal”. Ante tal evento catastrófico, lo primero que buscamos es la sensación de seguridad que nos da buscar un culpable, entonces encontramos a nuestros chivos expiatorios LOS MURCIÉLAGOS.
1. Hablemos del chivo: Los murciélagos y los ecosistemas
Son los únicos mamíferos voladores placentados (osea que toman leche, nacen de su mamá y tienen ombligo), con los años fueron moldeando sus manos para generar poderosas y versátiles alas; formadas por sus dedos y una membrana interdigital.
Existen al rededor de 1100 especies de quirópteros (murciélagos) y son aproximadamente el 20% de los mamíferos de todo el planeta. Están en todos los continentes excepto en la Antártida y hacen muchas cosas en los ecosistemas. Por ejemplo; algunos son dispersoras de semillas, como el murciélago zapotero (Artibeus jamaiscensis) que come la fruta y disfruta de sus suculentos sabores, luego deja caer sus heces que son transporte de semillas. Esto ayuda a los bosques, selvas y matorrales; pues los hijos de estas plantas tienen la oportunidad de crecer en tierras fértiles.
Otros se dedican a polinizar, como el murciélago magueyero mayor (Leptonicteris nivalis), que se acerca a las flores y manteniendo el vuelo con la maestría de un colibrí pero sin tanto aleteo, se alimenta del aromático néctar de las cactáceas, permitiendo que esta flores se desarrollen en frutos. Es gracias a estos murciélagos que tenemos mezcales (y el tequila, que es un tipo de mezcal).
También los hay carnívoros pero no temas, se alimentan de mosquitos, opiliónidos (unas no-arañas patonas), escarabajos y otros insectos; algunas especies incluso comen peces y otros vertebrados. Así es, el chupacabras, por más que quisiéramos no exíste. Un digno representante de este tipo es el murciélago orejas de ratón (género Myotis) que localiza a sus presas en pleno vuelo por medio de ecolocalización (básicamente les grita, y el eco le cae con el chisme del paradero de la víctima). Estos murciélagos son importantes por que controlan poblaciones de animales que se reproducen rápidamente, evitan que se vuelvan plaga y sin quererlo, nos protegen. Animales como los mosquitos que vectores de enfermedades como la malaria (el protozooario plasmodium lo usa de taxi para ir de persona a persona), y es responsable de al menos 600 mil muertes al año, donde la mitad de la población mundial estamos expuestos. Estos insectos son una buena botana aérea para los murciélagos.
Solo tres especies de las mil y cacho son hematófagas, osea que beben sangre. Sí, está bien escrito , beben no chupan. Estos pequeños llegan con su presa, dan una discreta e indolora mordida y con la herida abierta, literalmente toman la sangre con su lengua (como nuestros perros al beber agua) y no buscan el cuello, si no lugares como los tobillos o los dedos que están altamente irrigados. No son muy sociables y vemos que el ganado es el más afectado. Aparentemente no hay beneficio evidente para los humanos en esta forma de comer, pero ¡Oigan! Los murciélagos ya están haciendo mucho por nosotros.
Algunas de estas especies “toma-sangre” (por que decir “chupa-sangre” sabemos que sería un error) contagian enfermedades como la rabia. Durante mucho tiempo nuestro miedo hizo que destruyéramos sus hogares, ahora sabemos que los murciélagos son comunitarios (osea el barrio los respalda), en las cuevas, grietas, huecos de árbol o cualquiera que sea la residencia, habitan diferentes especies. Por lo cual destruir los hogares de los murciélagos hematófagos cobró el precio tremendo de debilitar gravemente los ecosistemas, agravo los problemas ya existentes y trajo desdicha al planeta. Los murciélagos hacen crecer los ecosistemas siendo fuente de fertilidad, y con su quehacer diario son promotores de diversidad. Por ello y otras cosas es importante voltearlos a ver sin desprecio y comenzar a mirarlos como aliados.
2. Los humanos y los otros animales: Una sola salud.
Los fósiles del primer murciélago registrado datan de algo así como 52 millones de años, miles más miles menos; en cambio los ancestros mas viejos de los humanos no rebasan los 4.8 millones de años. En el caminar evolutivo, los bípedos inteligentes y lampiños llevamos poco tiempo en comparación con muchos organismos ya veteranos incluso más viejos que los murciélagos, los dinosaurios y los pulpos. Nos referimos a los virus, bacterias y otros “bichos” que nos han visto crecer y nos acompañan para bien y para mal.
Hay que recordar que aquellos que estamos vivos o al menos lo intentan (lo decimos por los virus que aun no nos decidimos, si están o no en el bando de los que morimos) también luchan por sobrevivir. Algunos como depredadores, otros como comensales y otros como parásitos. Estos últimos son organismos que suelen infectar a otros seres vivos (huésped) causándoles una enfermedad. Suelen ser pequeñitos, altamente prolíficos y con una vida efímera. Esto les permite evolucionar rapidísimo y transformarse en nuevas versiones del original. En el caso de los virus cada versión nueva exitosa, poseé alguna habilidad que le da ventaja para poder subsistir.
Imagina que eres jugador de fútbol, el entrenador meterá a los jugadores que son mejores después de cada partido, tú y tus compañeros son capaces de clonarse tres veces por partido, la mayoría del tiempo tus clones son idénticos y por lo tanto conservas tu posición, Pero a veces sale un clon con características diferentes. Supón que la característica es tener piernas mas fuertes, ese nuevo clon será el favorito del entrenador y tu reemplazo, por si fuera poco al finalizar el partido habrá tres más que son mejores, de modo que en cuestión de 4 partidos todos los jugadores serán clones más rapidos y fuertes y tú conjunto a tus compañeros no podrán mas que aspirar a la banca.
Resulta que a los virus y bacterias les pasa esto, aveces los clones tienen mejores armas o mejores escudos, y en otras ocasiones obtienen la “contraseña” para poder entrar a otro organismo. A esto se le llama “salto de especie”. Hazte estas preguntas, ¿Por qué a tu perro lo vacunan contra el moquillo y a ti no? Sin embargo, ¿Por qué a ambos se les vacunan contra la rabia? Esto se debe a que el virus del moquillo canino tiene una proteína que “encaja” con las células de perro y las puede infectar. Es como si tuviera la llave para meterse en la “propiedad perro”, cuando el virus tiene contacto con un humano no poseé la llave para entrar por lo tanto no puede infectarte, así que puedes acariciar y restregarte el moco de tu perro enfermo y no te contagiarás. Por su parte el virus de la rabia tiene una especie de “llave maestra” que permite entrar en ambos organismos,en este caso mejor no acaricies al perro.
Con el paso del tiempo, los patógenos evolucionan y esos clones mejorados puede que tengan la llave que dice “humano”. Y esto no es poco frecuente, si dudabas la relación de los humanos con los animales queremos decirte que 66.03% de las enfermedades infecciosas son compartidas con los animales, (zoonosis cuando es de ellos a nosotros y antropozoonosis de nosotros a ellos).
2.1 La fauna silvestre y nuestras enfermedades
Hace ya un rato, como 9000 añitos, ocurrió la revolución del Neolítico. Nuestro comportamiento cambió nos volvimos sedentarios, nuestra relación con los ambientes originales y todas sus criaturas empezó a “disolverse” y aparentemente nos emancipamos. Sin embargo uno no niega la cruz de su parroquia ¿Recuerdas ese 60.3% de allá arriba? Pues el 71.8% de esas enfermedades vienen de animales silvestres (en resumen el 43.2% de las enfermedades infecciosas provienen de animales silvestres y sus ecosistemas).
Sin embargo la fauna silvestre no se mueve por el planeta con el fin de contagiarnos, es más, las enfermedades se mantienen en equilibrio dentro de los ecosistemas. Es cuando se rompe el balance que los organismos se necesitan re-adaptar a los nuevos escenarios. En ese ir y venir pueden surgir enfermedades y las llamamos “enfermedades emergentes”.
2.2 Las enfermedades emergentes
En el pasado cuando éramos estudiantes y hambrientos, en alguna facultad de Veterinaria cuyo nombre gusto en recordar, se escuchó hablar al profesor de Medicina de la Conservación y Ecología de Enfermedades dijo -Les apuesto lo que quieran que la próxima pandemia va a ser un coronavirus- sus palabras aún retumban en este periodo de cautiverio. Resulta que las enfermedades emergentes son aquellas que se presentan en un espacio-tiempo y comunidades biológicas determinadas, y que tienen dos grandes características:
“Aparecen de pronto”
El ser humano tuvo que ver en “el chistecito” (un poco complejo el asunto este).
2.2.1 “Aparecen de pronto” explicado con tus primos.
Las enfermedades emergentes surgen ante nuestros ojos donde antes no estaban, como cuando vas a la fiesta de Romina y platicando, resulta que “El Beto” es tu primo. Esto sucede en un tiempo y espacio determinado y se puede deber a:
a) La enfermedad siempre estuvo pero no la habíamos visto, quizás por que no teníamos la tecnología o no la habíamos buscado. Como “El Beto” en la fiesta de Romina que resulta que son vecinos de cuadra e incluso han echado “la reta de fut”.
b) Ya sabíamos que estaba esa enfermedad pero ahora esta causando mas daño, tal vez por que se formó una nueva cepa que es mas virulenta. Como cuando llega “El Beto” que es bien rudo y golpea a tus cuates. O tal vez algo cambió con la población y generó que aumentaran los contagios, como cuando tu primo “El Beto” llega con toda su familia y no lavan bien los trastes y acabas tragándote la baba de tu primo en tu tasa favorita.
c) Ya conocíamos la enfermedad pero llegó a un nuevo lugar. Como cuando “El Beto” a quien no has visto en años, toca la puerta de tu casa y te cuenta como evadió a la migra.
d) Por último, pude ser que si es una nueva enfermedad. Como cuando “El Beto” sale de la nada en el funeral del abuelo reclamando la herencia, y llorando a mares por la muerte del abuelo Alberto .
2.2.2 El ser humano tiene que ver en “el chistecito”
Otra de las grandes características de las enfermedades emergentes es que el humano intervino de alguna manera en su aparición. identificamos dos grandes rublos.
a) La globalización e industria. Ahora nos movemos por todo el mundo, llevando y trayendo personas y cosas, esto es impulsado por nuestra industria y sus técnicas altamente eficientes y masivas, lo que genera nuevos escenarios para todos. Por ejemplo, el mascotismo del Macaco rhesus hizo que varios niños que querían sus monitos-mascota, enfermaran de un tipo de Herpes que en humanos genera el 70% de mortalidad y a los monos no les hace nada. Entre 1990 a 1992 se reportaron 24 niños enfermos. Los monitos eran enzooticos, quiere decir que pueden convivir con el virus y no les pasa nada, pero si uno rompe el equilibrio, por ejemplo impulsando el mascotismo de fauna silvestre nada más por caprichos infantiles y por “que pondemos” es cuando pasa la desgracia. Otro ejemplo es con la Encefalitis Espongiforme en las vacas (la enfermedad de las vacas locas), fue producto de ahorrar dinero en el alimento, entonces se descubrió que el hueso y la carne de los mataderos se pueden hacer harinas y dárselas a las vacas. Vacas nutriendo vacas, eso no podía salir bien.
b) Intervención del Medio Natural. Al deforestar, cambiar el suelo o cambiar el clima se alteran los ciclos originales. Por ejemplo la rabia ¿Te acuerdas de esos murciélagos que toman sangre? pues resulta que cuando la población humana aumentó, también lo hizo la demanda de ganado, por lo que muchos ecosistemas se transformaron en tierras de cultivo, pero los murciélagos no saben de industrialización ni revoluciones verdes, vieron a la vacas y le parecieron deliciosas. Mucho casos de rabia paralítica bovina están relacionados con mordeduras de murciélago. No fue el murciélago buscando destruir a las vacas, fueron los humanos transformando el mundo quienes llevamos a las vacas donde no tocaba. Ves, cuidar la naturaleza no sólo por que está bonita, también es SALUD PÚBLICA.
3. Bueno pero ¿y que tiene que ver el COVID con los murciélagos?
Hay animales que suelen ser muy importantes en estos temas de zoonosis, enfermedades emergentes y esas cosas. Por ejemplo los mosquitos, las aves y los murciélagos. Así es, los quirópteros no son los únicos. Estos mamíferos voladores pueden tener en su interior patógenos y no presentar enfermedades. Los científicos aún están por explicarnos el por qué, pero al parecer esto se debe a un “superpoder”. Volar requiere una gran cantidad de esfuerzo lo cual quema mucha energía; una persona cuando corre aumenta su tasa metabólica tres veces, un murciélago hasta 15 veces al vuelo. Cuando las células trabajan, mucho también generan muchos desechos, algunas de estas son sustancias conocidas como radicales libres. Estas moléculas literalmente envejecen a las células. Los murciélagos generaron un sistema de reparación celular muy efectivo, evidencia de ellos es su longevidad. Mientras los ratones viven 3 años en promedio, un murciélago del mismo tamaño llega a vivir 25 a 30 años, y hay especies con registros de mas de 40 años. Encontraron la forma de mantenerse jóvenes y bellos durante mucho tiempo. Se sospecha que este sistema de reparación celular, también dota a estos animales de un gran sistema inmune que podría ser capaz de mantener un ritmo de reparación que evita que el animal enferme a causa de algunos virus.
No es la primera vez que nos exponemos a un coronavirus de esta manera. SARS en el 2002 y MERS en 2013 son síndromes respiratorios agudos que producen pneumonía atípica y que tuvieron brotes importantes desde la salud pública. En estos casos, también se asoció al murciélago, sucede que, cuando hay un brote de una enfermedad los sistemas de salud buscan sospechosos, le entran al “rol de detective” y buscan en su “catálogo de presuntos culpables” al responsable del atentado. Es como llegar a la escena del crimen y buscar la huellas digitales, luego cotejar con el archivo y buscar coincidencias.
Cuando no se encuentran en el banco de datos, se tiene que secuenciar el agente. Es decir, tomar el virus directo de una persona difunta, extraer su material genético y secuenciarlo. Después regresar al catálogo y buscas coincidencias. Para el caso de los coronavirus mencionados, los registros más parecidos proceden de los murciélagos. Si bien hay coincidencias arriba del 90% no es el mismo virus. Es decir, si tomamos el virus del murciélago y lo inoculamos a los humano no generará el síndrome respiratorio agudo. De modo que comer sopa de murciélago no es la causa de esta pandemia. Tanto en SARS como en MERS hubo huéspedes intermedios, es decir, sabemos que hubo un salto del murciélago a otro animal (pangolín para SARS y dromedario para MERS) y probablemente de ahí se contagió la humanidad.
Ni los murciélagos, los pangolines o dromedarios son los culpables de esta pandemia, si no las acciones humanas que han llevado a la invasión de ecosistemas por la causa que sea. Y es responsabilidad de nosotros, la humanidad, afrontar las consecuencias, replantearnos futuras acciones y cuidar a la naturaleza. Tenemos la ilusión de que en el neolítico nos emancipamos, nos volvimos independiente e incluso amos y señores de la naturaleza. Pero son eventos como estos los que nos dejan claro que somos parte de la naturaleza y estamos a merced de sus relaciones.
4. Y bueno ¿Qué es lo que sigue?
Se estima que solamente conocemos el 20% de los virus, por lo que no sería extraño que surgan nuevas enfermedades en las épocas venideras, nuestros hábitos de consumo y nuestra aspiración al individualismo nos dio todas las herramientas para estar parados aquí, en este presente de pandemia, cambio climático, desigualdad social y desechabilidad. Osea CRISIS. Hay muchas acciones que hacer. Por parte de los gobiernos e instituciones, vale pena regresar a ver la conservación como una prioridad y hacer más vigilancia e investigación de las comunidades biológicas. Por parte de las ciudades, replantearse el ordenamiento territorial, poniendo al suelo de los ecosistemas nativos como otra variable a considerar en la distribución de los recursos. A los ciudadanos, nos toca cuestionar nuestro consumo y nuestra felicidad. Son muchos paradigmas que podemos romper.
En alguna época sabíamos menos pero conocíamos más. Comprendíamos como se movía la tierra y sus ciclos, aunque no entendíamos el átomo. En nuestra carencia de cosas, nos enriquecíamos de saberes y éramos cuidadosos. Hoy que lo “tenemos todo”, carecemos de tanto que incluso perdimos de manera temporal la oportunidad de salir y disfrutar el cielo, ese mismo que los murciélagos siguen recorriendo llevándonos fertilidad y entregándonos VIDA. Vale la pena dejar de buscar otro culpables y, en palabras del doctor Kock (2019 investigador en enfermedades emergente, recordar que “la naturaleza es una gran maestra y puede proporcionar caminos hacia futuros mas saludables, sigamos aprendiendo”
Referencias
Ge, X. Y., Li, J. L., Yang, X. L., Chmura, A. A., Zhu, G., Epstein, J. H., ... & Zhang, Y. J. (2013). Isolation and characterization of a bat SARS-like coronavirus that uses the ACE2 receptor. Nature, 503(7477), 535-538
Wang, L. F., & Cowled, C. (Eds.). (2015). Bats and viruses: a new frontier of emerging infectious diseases. John Wiley & Sons.
Kock, R. A. (2019). IS IT TIME TO REFLECT, NOT ON THE “WHAT” BUT THE “WHY” IN EMERGING WILDLIFE DISEASE RESEARCH?. Journal of wildlife diseases, 55(1), 1-2.
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